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Ecuador, aún un país en desarrllo

Desde que nacemos, cada cosa que nos rodea, cada parte de nuestro entorno se nos hace común y parece que ha estado por siempre ahí y que es así como debe ser, nuestra familia, sus valores, el comportamiento que debemos tener en la sociedad, nuestra religión y hasta el sistema político en el que nos desenvolvemos, a nuestros ojos son muchas veces incambiables y definitivos.

 

Pero las cosas no son así no todo esta dicho, hecho o predestinado, sino que cada situación es producto de grandes acontecimientos, el mundo que ahora conocemos lo que ahora es normal y común no es cosa del azar o simples casualidades, es el resultado de procesos complejos.

 

El sistema político actual de nuestro país no es una excepción, no es que de buenas a primeras o de la noche a la mañana nuestro sistema político es como es, un día un grupo de personas con algo de dinero decidieron manejar los destinos de nuestro país y manipular a los sobrantes a su antojo y voluntad, no, o que los ecuatorianos nacimos masoquistas y por eso es que celebramos los episodios en los cuales nuestra cultura fue pisoteada y acabada de la manera más ruin posible.

 

Comencemos por darnos cuenta que nuestro país y en realidad la mayoría de los países de América Latina son países muy jóvenes que apenas surgieron en el siglo XVII como países independientes y cuya historia anterior fue prácticamente anulada, extraviada y olvidada.

 

Nuestro país era en el siglo XIX una república naciente que apenas salía del sistema colonial español pero de manera lenta, todavía se mantenía la esclavitud y la explotación de los indios, pero con menos control y más obligaciones para estos grupos, con un sistema de hacienda en el cual la mayoría de las tierras pertenecían a grandes hacendados y la iglesia manejaba las instituciones más importantes, controlando la vida de los hombres.

 

Para el siglo XX grandes grupos ya estaban cansados de ese sistema de dominación e inequidad y ese cansancio se manifestó a través de la revolución liberal que era en cierta manera la forma de expresar el desacuerdo con el sistema y la necesidad de cambiar las cosas. Al frente de esta revolución estuvo el general Eloy Alfaro quien luchaba con grupos de campesinos organizados a los cuales se los denominó montoneras.

 

A pesar del triunfo de esta revolución las cosas no cambiaron a fondo, sino solo en cierta parte, el sistema de hacienda se mantuvo, pero se logró una separación entre la iglesia y las entidades del estado, sin la iglesia al mando alguien tenía que tomar el control de los destinos de la sociedad, y los grandes terratenientes y la burguesía naciente no perdieron esta oportunidad.

 

Con el boom cacaotero las burguesías dueñas de las grandes plantaciones fueron beneficiadas y como mantenían el dominio gobernaron  respondiendo a sus propios intereses y no a los del pueblo en general, sin embargo con la crisis del cacao entre 1920 y 1922 las más afectadas resultaron ser las clases oprimidas, quienes cayeron cada vez más en un abismo de represión, pobreza y angustia manifestando su descontento a través de levantamientos, el más grande de ellos el del 15 de  noviembre de 1922 en el cual hubo una gran cantidad de muertos y el cual dio pié al nacimiento del movimiento obrero y otros tantos movimientos que luchaban a favor del proletariado.

 

Mientras que la burguesía pro-imperio y la clase terrateniente vivía un constante tira y afloja por tomar el poder, las reformas a la institución gubernamental se daban, creando así un aparato estatal “organizado” y con la intervención a veces directa y a veces camuflada de los EEUU, lo que provocó un periodo de transición en el cual se buscaba salir del sistema semicolonial en el que se vivía, e instaurar un nuevo orden político, es así que nace la democracia, el parlamento actual, el mecanismo de las dos vueltas para las elecciones presidenciales y en general el sistema político que se mantiene en la actualidad.

 

Como vemos, lo que ahora tenemos es resultado de un largo proceso y de las clases dominantes que han ido creando nuevos estamentos e instituciones, principalmente con el fin de cuidar sus propios intereses.

 

Nuestro país un país demasiado joven no tuvo tiempo de formarse un concepto de país, de identidad y de Ecuador, pues muy tempranamente la intervención desde el exterior se dio en todo sentido, en el manejo de nuestra política y en el desarrollo de nuestra cultura, es así que nos manejamos según lineamientos que no son nuestros, ni pensados para la sociedad ecuatoriana viendo sus necesidades y sus problemas, son mas bien copiados o impuestos de cierta forma por organismos internacionales como el FMI, o el Banco Mundial.

 

Además con el aparecimiento de las nuevas tecnologías, el fenómeno denominado “globalización” y la importación de cultura a través de programas de televisión, cine o música ahora las nuevas generaciones son más de cualquier lado que del Ecuador y buscan imitar las formas de vida y de pensamiento extranjeras sin darse cuenta de su realidad, de su país y de la grandiosidad del mismo que a sus ojos parece ser realmente invisible.

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